¿Cuántas veces hemos buscado un producto más barato porque estaba en oferta? Ya sea una botella de aceite, un suplemento dietético o un paquete de frutos secos. A menudo, el precio nos atrae antes que la calidad. Pero lo que a primera vista parece un ahorro, en última instancia, puede afectar la salud de nuestro cuerpo. Los alimentos baratos, los aceites procesados o los suplementos llenos de rellenos pueden sobrecargar gradualmente el cuerpo, promover la inflamación y alterar su equilibrio natural.
Nuestra salud merece más que simples concesiones, y esto es doblemente cierto cuando se trata de alimentos, vitaminas o suplementos dietéticos.
Veamos 5 errores que podemos cometer al comprar alimentos y suplementos dietéticos baratos.
Error n.° 1: Suplementos dietéticos baratos y llenos de sustancias innecesarias
La regla aquí es que la publicidad bien redactada vende. Las palabras "puramente natural, sin aditivos ni químicos" literalmente arruinaron el bolsillo. Pero el precio juega un papel fundamental, y eso es bastante contradictorio. El precio de los productos que declaran el contenido de sustancias naturales suele ser tan bajo que ni siquiera cubre los costos de producción. A menos que el vendedor afirme algo que no sea del todo cierto. Analicémoslo.
El fabricante afirma a menudo altas dosis del ingrediente activoVitaminas, minerales y otras sustancias naturales. Sin embargo, si analizamos la composición con más detalle, observamos que el ingrediente activo suele representar solo una pequeña parte. Lamentablemente, en letra pequeña, el fabricante añade que el producto también contiene rellenos y otras sustancias químicas que no tienen nada que ver con la salud. Su función es rellenar la cápsula, mejorar la fluidez o prolongar la vida útil del producto.
La regla aquí es: Cuanto más larga sea la vida útil, mayor será la probabilidad de que el producto contenga algo químico o producido artificialmente. El uso prolongado de estos ejerce presión sobre el hígado, los riñones y el sistema linfático. Todo esto puede tener un impacto significativo en la calidad de nuestras vidas en poco tiempo.
Pero seamos honestos: ¿quién lee las etiquetas con atención, especialmente si necesita una lupa para hacerlo o no entiende la mayor parte de lo que está escrito allí?
También vale la pena convertir la dosis diaria. Porque lo que realmente contiene la dosis diaria cuesta unos pocos céntimos y no contiene lo que se declara en el producto. Además, en productos baratos, el ingrediente activo suele ser... en una forma menos absorbible, por lo que el cuerpo sólo utilizará una fracción de la cantidad declarada.
Además, muchos fabricantes solo indican en la etiqueta el peso de la enzima en miligramos para indicar su potencia. Sin embargo, esta información no especifica nada. Solo indica el peso total de la enzima, incluyendo los rellenos dentro de la cápsula. Lo que importa es la actividad medicinal de la enzima (SPU) y eso está determinado por su eficiencia, no por su peso. Cuanto mayor sea el SPU, más eficaz será la enzima. Tenga cuidado si este poder enzimático está presente en una sola cápsula o se distribuye en 2 o 3 dosis diarias. En este caso, es evidente que el ingrediente activo no está presente ni siquiera en la mitad o un tercio de una cápsula. En cuanto al precio, comprará un producto más caro, que además contiene rellenos perjudiciales para el organismo.
Al consumir estos rellenos químicos, aditivos, colorantes artificiales o incluso edulcorantes, pueden producirse efectos secundarios como problemas digestivos o reacciones alérgicas. Por ejemplo, el aspartamo se utiliza como relleno económico en alimentos o suplementos dietéticos, lo que también puede causar hiperactividad. Otros efectos secundarios incluyen dolores de cabeza, mareos, náuseas, alergias cutáneas y problemas de visión.
Los “ingredientes invisibles” más comunes en los suplementos dietéticos incluyen:
- celulosa microcristalina (E460) – un relleno barato que reduce la capacidad de absorción de los ingredientes activos y en dosis altas puede causar hinchazón u otros problemas digestivos,
- estearato de magnesio (E572) – un lubricante que se utiliza a menudo en la producción de cápsulas y que puede dificultar la absorción; el consumo excesivo puede causar problemas digestivos como diarrea o calambres
- dióxido de titanio (E171) – lejía, cuyo uso la Unión Europea ha prohibido recientemente en alimentos debido a sus presuntos efectos cancerígenos,
- silicato de calcio (E552) o silicato de sodio (E550) – aportan volumen, pero el cuerpo no se beneficia de ellos, el E550 se utiliza como antiaglomerante, lo cual está prohibido como aditivo alimentario,
- maltodextrina Se utiliza como relleno y espesante, pero su consumo excesivo puede ser perjudicial. Los principales riesgos incluyen aumentos rápidos de los niveles de azúcar en sangre, efectos negativos en la microflora intestinal y posible exacerbación de enfermedades inflamatorias intestinales crónicas.
Consumo a largo plazo de estos suplementos Esfuerza el cuerpo en lugar de fortalecerlo.
Hay algunas reglas simples que debes conocer si quieres elegir suplementos que realmente beneficien al cuerpo:
- La composición debe ser breve y comprensible,
- Sin rellenos innecesarios, colorantes, aromas ni productos químicos añadidos,
- tienen un ingrediente activo claramente definido sin nada añadido que llena la cápsula, pero no tiene nada que ver con la efectividad, solo llena el espacio restante en la cápsula y su peso,
- Precio correspondiente a la calidad y efecto.
Los productos de calidad también se pueden reconocer por cómo nos hacen sentir. La calidad siempre se refleja tanto en el interior como en el exterior.
Error n.° 2: Alimentos con ingredientes largos y números “E”
Y ya que comenzamos con la composición de los productos, veamos ahora los alimentos. Un alimento saludable debe contener... componentes simples y comprensibles Idealmente, ingredientes que podamos leer y pronunciar. Cuanto más larga sea la lista de ingredientes del envase, mayor será la probabilidad de que el producto haya sido modificado, espesado, coloreado o saborizado artificialmente.
Incluso los alimentos suelen estar "mejorados" con diversos aditivos, estabilizantes, conservantes o edulcorantes artificiales para que duren más, tengan mejor aspecto y sabor. Sin embargo, el cuerpo no puede procesar estas sustancias, por lo que tiene que descomponerlas a través del hígado y los riñones. A largo plazo, esto crea una carga oculta que puede contribuir a la fatiga, la sobrecarga del cuerpo o los procesos inflamatorios.
Ejemplos de aditivos alimentarios utilizados frecuentemente:
- E250 (nitrito de sodio) – un conservante en embutidos que puede formar compuestos cancerígenos,
- E621 (glutamato monosódico) – un potenciador del sabor que puede causar dolores de cabeza o sobrecargar el sistema nervioso,
- E951 (aspartamo) – edulcorante artificial que se descompone en sustancias que sobrecargan el metabolismo,
- E150 (caramelo) – un tinte que no hace nada por el cuerpo, sólo crea la ilusión de un color “natural”.
Si queremos comer sano se aplica la regla de oro: Evitemos los alimentos procesados industrialmente. Cuanto más corta sea la composición, mejor. Compremos productos que contengan ingredientes reales, como cereales, frutos secos, semillas, frutas y verduras. Dejemos en la estantería alimentos con un diccionario químico en el envase, en lugar de una composición e ingredientes que tengamos que descifrar con un código.
En la siguiente parte, veremos cómo elegir un aceite de calidad y cómo reconocer productos verdaderamente de alta calidad.
En la segunda parte del artículo también traeremos 5 consejos sencillos para elegir de forma inteligente y saludable.